Sucintamente, los hechos se desarrollan, en el barrio populoso y multicultural de Tetuán en Madrid, dentro de las actividades del carnaval. Una obra, el 05 de Febrero de este año, apta para todos los públicos, pero especial para niños. Asisten 30, de uno a seis años de edad, en compañía de sus padres. Las mentes de los niños son como de plastilina, y su imaginación se desboca, especialmente con los payasos, muñecos, o marionetas. En la obra, se invita a ocupar las casas vacías, sacan una soga y ahorcan a un juez, se apuñala a un policía y acuchillan a una monja con un crucifijo. Sin la aparición de una pancarta con el Gora Alka-Eta y la rápida denuncia de los padres, no habrían terminado en la cárcel, los sinvergüenzas, de cuyo nombre no quiero acordarme.
Ya están pidiendo la excarcelación de los muchachos, ya Ada Colau, tacha de sátira la obra, y le quita importancia al asunto. Ya, estamos viendo aflorar, a la superficie de nuestras vidas, fangos y detritus, que intentan destrozar la moral, de cualquier biennacido.
Y, ante esto, solo caben dos opciones: Frente al amor, la cólera, pocas veces manifestada de Jesucristo «¡Ay del que escandalice a uno de estos pequeños, más le valdría que le ataran al cuello una piedra de moler y lo precipitaran al mar!» , u otra más difícil de lograr, como en la naranja mecánica, encerrarlos, hasta que sepan apreciar y querer a un niño, a Amal, el niño enfermo, de Rabindanath Tagore, que sigue esperando que llegue el Cartero del Rey, mientras le acaricia la brisa y le visita el lechero o la niña Sada.
¿Qué es lo que se enseña en las escuelas, para que brote, gentuza así? Atacar a los adultos, si tenéis valor, pero dejad en paz a los niños. ¡Cobardes!.
Pasan los años, 8 de Febrero de 2024, la educación deja mucho que desear. La historia en el desván, fabricando la propia. El castellano amenazado en algunas Autonomías…
Antonio Olmedo Manzanares.