SEMANA SANTA DE PASION Y GLORIA.

El desierto se despierta, muy lentamente, durante horas: Dos broncos rebuznos, pasionalmente entrecortados. Cien cantos de gallos, apenas cuatro notas cortas. Las imprecisas sombras… Los cantos largos, monótonos, del Muecín, hasta diez veces… Las imprecisas sombras, delimitando ya, los contornos difusos de la jaima. Los colores: un cuadrado blanco, la breve estela verde de la cinta de bienvenida, los globos de colores. El aire frío de las seis de la mañana, en el exterior… Pero, aún falta mucho tiempo, para que el calor, el espantoso calor, llegue.

Mi jaima, la jaima de Salma Embareh, se encuentra en el extremo Este de la Wilaya de Ausserd. Fue la primera que saludó la Luna, la redonda Luna, ayer Jueves Santo, a las nueve de la noche. Desde ella, espero paciente, al despiadado Sol.

Ya se asoma éste, enorme, en el horizonte preciso. Ya se eleva poderoso. Ya barre, con su escoba de fuego, el campo inmenso… Muy pronto, nos obligará a todos, a buscar, otra vez, el cobijo de la jaima.

Antonio Olmedo Manzanares.

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