AYOZE Y GUIZE.

Las islas Canarias, se poblaron por…, y en un tiempo, que desconocemos. Como el mar Mediterráneo, el Sáhara hizo, durante miles de años, la función de mar interior y cruce de caminos, donde se desarrollaron también, economías y sociedades, de diferentes culturas.

Los bereberes se extendían, desde el desierto líbico hasta la costa atlántica, ocupando todo el Sáhara, hasta los ríos Níger y Senegal y el lago Tchad.

Y, hasta el siglo XV, en que los nuevos descubrimientos geográficos, proporcionaron itinerarios y otras vías marítimas, desde Egipto hasta las lejanas costas del Atlántico, existía una civilización propia y una cultura del desierto.

Es posible también, que la progresiva desertización del Sáhara, obligara a algunos de sus habitantes a cruzar, voluntaria o involuntariamente a las Islas, aprovechando la corriente marítima de Canarias, y que les fuera más difícil, volver de nuevo, al continente africano.

Pero lo que es cierto es que el indígena majorero, cuando llegan los conquistadores, desconocía el arte de la navegación, la agricultura y los metales, lo que nos abre infinitos interrogantes.

“El indígena de Fuerteventura es de gran fuerza y talla” en ambos sexos. La Crónica Le Canarien, habla de un gigante de nueve pies (2,25 metros), que también recoge Abreu y Galindo, y que estaría enterrado en la montaña sagrada de Cardón. “Son de una gran agilidad y duros de entendimiento, por lo que es más difícil su adoctrinamiento”.

Disponían de normas de gobierno y, posiblemente, serían los más fuertes, los que ostentaran la realeza.

Cuando llegan los normandos, son observados de lejos, como hacían siempre que llegaba algún barco en busca de esclavos. Pero éstos de ahora, llegan para quedarse y, si se marchan, es para volver con más medios. Las primeras escaramuzas enseñan a los nativos, que su agilidad, valor, y la destreza con que lanzan las piedras, poco pueden hacer, frente a las flechas que hieren, en la distancia, y las espadas contra sus varas de madera, en los enfrentamientos posteriores, cuerpo a cuerpo.

Muy pronto Ayoze y Guize, aparcarían sus propias luchas y se unirían frente al agresor. En los oratorios y altares, de La Atalaya, de Montaña La Muda, de Cardón o Tindaya, orientados al solsticio de invierno, danzan frenéticamente, mientras ofrecen al Sol y la Luna, leche y manteca. Consultadas las sibilas Tamonante y Tibiabín, las que poseía el don de profetizar con voz de oráculo, ambas coinciden en afirmar, que los invasores que llegaron por el mar, traerían la vida eterna.

Antonio Olmedo Manzanares.

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Un pensamiento en “AYOZE Y GUIZE.

  1. Es el primer capítulo, de la historia abreviada de Fuerteventura, que, a lo largo de la campaña, voy a publicar. Hasta nuestros días.

Me han cambiado la página de entrada. No puedo ver en el lateral la información de fechas y artículos.

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