Llega la Iglesia a Fuerteventura.

Hemos comprobado, que dos monjes acompañaban a los conquistadores, y que, una vez bautizados los majoreros, Béthencourt encarga a Jean Le Masson, la construcción de la Iglesia de Betancuria.

En 1419, el antipapa Benedicto XIII, concede a Fray Juan de Baeza, la facultad de fundar con limosnas, un convento en la isla de Fuerteventura, (hoy sus ruinas se encuentran a escasos 100 metros de la Iglesia). Siete misioneros del convento de Abrojo, en Castilla, enviados desde Sanlúcar de Barrameda, formaron la primera comunidad del convento. Dedicóse a San Buenaventura y llegó a tener 30 frailes Franciscanos Observantes y, a la muerte de su primer guardián, saltándose las normas, pues era lego, nombraban en 1445, a San Diego de Alcalá, su sucesor. Éste, permanecería en la isla, hasta 1449.

A la primigenia Iglesia de Betancuria, 1410, destruida por los piratas berberiscos y reconstruida en 1593,  se le añaden, en 1708, las parroquias de Pájara y La Oliva y, posteriormente, lo harían Tetir, Casillas del Ángel, Antigua y Tuineje, sembrando de Ermitas, sobre todo en el siglo XVIII,(el siglo de las Luces), el paisaje majorero, fidelizando la población a la tierra, y cobrando los diezmos, de grano y ganado.

En 1781, con la decisiva influencia del marqués de Santa Cruz, nombran a Viera y Clavijo, Arcediano de Fuerteventura, y podemos seguir a través de sus textos, el devenir de la historia de la isla.

…»en 1770 se prolonga la hambruna del 69, que asola las islas de Lanzarote y Fuerteventura, y que duraría hasta que el Rey, el 16 de enero de 1772, mandó que fueran socorridas, con 40.000 pesos y dos barcos de trigo. Esto no evitó, la muerte de muchos majoreros y que, otros muchos, desembarcaran como langosta, en los puertos de Canaria, Tenerife, Palma y aún el Hierro. Era objeto que hacía gemir, ver tantas personas mal vestidas, mendigando a veces el pan por las calles, plazas e Iglesias».

Sin embargo, ya en 1776, se recolectan en el archipiélago, en fanegas, de trigo y cebada:

     En Fuerteventura:  61.080  y  140.620. Con una población de 8.467 personas, mientras en Gran Canaria:    65.550  y  75.230, con una población de 41.841; en Tenerife:  104.240  y  21.900, población 62.952; La Palma: trigo 2.000, cebada 18.700 y población 20.108; Lanzarote:  22.660, 54.110 y 7.836; La Gomera: 7.950, 11.050 y 6.789; El Hierro: 350,  9.530 y 4.037 habitantes.

Un año después, el censo de los animales, en Fuerteventura arroja estas cifras: Caballar 97, Mular 7, Camellar 2.052, Asnal 882, Vacuno 3.438, Ovino 9.606, Porcino 310 y Caprino 39.707.

Todos estos datos, son muy significativos, y demuestran, la escasa población de la isla que, con braceros de las otras, esclavos moriscos primero y, cuando los prohíben, con negros, alcanzan las mayores cosechas, que siempre desaparecen con la sequía, y falta de previsión, retornando el hambre sistemáticamente. Solo en 1846, la isla pierde 6.000 habitantes, la mitad de su población.

No dejo de pensar, en la enorme cosecha turística actual de la isla y como, si no somos previsores, podemos caer en la pobreza extrema. El Covid-19, nos ha dado una dura señal.

Antonio Olmedo Manzanares.

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