Suena un golpe sobre el yunque
y la niña de rubios rizos,
la niña, menuda y bella,
ha dado un grito.
Es oro puro, brillante,
el hierro al fuego.
Es el cielo azul.
La mañana limpia y clara.
¿Y la niña?
La niña es una esperanza
de frutos ciertos.
¡Niña!
Cuando ríes, sonríe el cielo.
Y, si juegas,
allá arriba
hay un revuelo
de ángeles tiernos.
¡Niña!
salta a la comba
con tu saltador nuevo.
¡Ese que tiene campanillas
en sus extremos!
Ríe,
que ahora es tu tiempo.
¡Bésame con tus cálidos besos!
Que, cuando sea mayor,
ni te acordarás
de este pobre viejo.
Antonio Olmedo Manzanares.
Poesía de adolescencia, de mi libro,
Servilletas de Papel.
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