En Madrid, el 2 de Mayo de 1808, es el pueblo, el que se rebela contra las tropas invasoras francesas, grabando imágenes de arrojo y sangre, inmortalizadas por Pérez Galdós, o Francisco de Goya.
El mismo mes, en la marcha posterior del ejército de Dupónt, hacia Cádiz, en su paso por la Mancha, surgen brotes revolucionarios en Campo de Criptana y, las tropas francesas, tienen que desplazarse, hasta en dos ocasiones, desde Madrid, hacia Quintanar de la Orden, El Toboso, Miguel Esteban y Campo de Criptana.
El 20 de Junio, las tropas españolas, vencieron a las francesas del general Dupont, en Bailén, una batalla muy importante, pero que no acabaría aún, con la invasión.
Y el 18 de Septiembre del mismo año, se refugian en casas de campo, los religiosos del convento de San Francisco, las Religiosas de San José, y otros muchos religiosos, que residían en Alcázar de San Juan, porque tropas francesas, hacían frecuentes incursiones, habiendo estado ya en Campo de Criptana, Miguel Esteban, el Toboso, Quintanar de la Orden y Herencia. Alcázar, con su importante fábrica de pólvora, fue bombardeada durante varios días.
El rey José Bonaparte, huye de Madrid, y en otoño, del mismo año, Napoleón decide encargarse personalmente de España y, antes de finalizar el año, Pepe Botella vuelve a Madrid. Una parte del ejército español del centro, dirigido por el duque del Infantado, se sitúa sobre la provincia de Cuenca, con 20.000 hombres. Parte de este ejército, se reúne en Uclés, con las tropas del brigadier Senra, sumando 11.500 hombres, 1.800 de ellos, a caballo. Dispuestos a lo largo de la sierra, aguardan a los franceses. Al amanecer del 13 de enero de 1809, comienza la batalla, y las fuerzas españolas son derrotadas estrepitosamente, en diferentes puntos. El resto de los vencidos, huyen a Carrascosa del Campo, donde se suman al resto del ejército del duque del Infantado, que acudía, demasiado tarde, a la batalla.
Uclés, tomado por las tropas francesas, es saqueado, junto con el monasterio. Las mujeres fueron violadas, y quemadas vivas en la Iglesia, y los hombres, degollados en la carnicería del lugar. Mil soldados cayeron abatidos, y 6.000 más, fueron hechos prisioneros. Durante varios años, muchos pueblos de La Mancha, sufrieron en mayor o menor medida, la ocupación de un ejército francés, que se batía en retirada.
Cuando llegaba la última vez, en la fría mañana del Viernes Santo de 2018, la primavera osaba vestirse ya, con la flor temprana de los almendros, mientras en lo alto, la impresionante mole del monasterio, rompía el azul vivo y frío del día.
Hoy, el pequeño pueblo de Uclés, reposa humilde, en la falda este del Monasterio, antigua sede de la orden de Santiago, con sus apenas 200 habitantes. Es muy, muy aconsejable, la visita sosegada, al lugar.
En el primer día, de puerta entreabierta a la cuarentena, salud para todos.
Antonio Olmedo Manzanares.
Fantástico apunte histórico está bien recordar y sobre todo hacer recordar para que no se olvide la historia ya que si un pueblo olvida su historia está condenado a vivir sin rumbo. Extraordinaria descripción de los hechos es fin duda un precioso relato
Muchas gracias por tu comentario, Cástor. Y coincido contigo. La historia son nuestros cimientos y hay que mirarla con cierta benevolencia, porque se ajusta a una época determinada, muy distinta de la nuestra.