…. el área comprende, en su mitad Oeste, varios llanos (de norte a sur: El Diviso, El Escaque, Llanos de Medina, MAFASCA, y Llanos de los Alares) que se prolongan hacia el Este, a través de valles abiertos (Valle Hondo, Barranco de la Boca, Barranco de Antigua, Barranco de la Torre y Barranco de la Boca de Pozo Negro…)
Las nubes entran sueltas desde el Oeste, se canalizan y fortalecen en el embudo de Ampuyenta y, después de salvar unas breves montañas, se desmandan y extienden hacia el Este, hasta Pozo Negro.
De día, llanuras pedregosas, solo sembradas de matos y aulagas, utilizan una solitaria palmera, como contrapunto necesario, para romper la monotonía del austero paisaje. De noche, la oscuridad y el silencio, atraen, aún hoy, a muchos, para seguir la lluvia de estrellas o recontar, pausadamente, las fijas.
Es el lugar ideal para alimentar La Luz de Mafasca. La leyenda cuenta que, en la noche de Navidad, unos pastores aprovecharon una cruz de madera, hito de una tumba, para cebar el fuego donde asaban un macho cabrío. En medio del sopor de la duermevela de una pesada digestión, distinguieron el balido del animal sacrificado mientras su cabeza incandescente danzaba entre ellos.
Uno de los pastores murió en el acto y el otro huyó despavorido. Al día siguiente encontraron, los lugareños, el cadáver carbonizado del pastor, mientras la cruz permanecía intacta, sobre la tumba.
La extraña luz que brotó de aquellas cenizas acompañó, durante siglos, la imaginación de los majoreros:
– Yo no le tengo miedo -cuenta un viejo.
– Pues yo no quiero verla -añade otro.
– Eso debe ser las Animas en pena.
– A mí me embistió una noche.
– Yo no la he visto nunca.
– Eso era… era… eran los muchachos que se escondían para conejar.
– Yo sí la vi. No me hizo daño, pero no me gustó. Mejor que no vuelva.
El pasado mes de Marzo, se estrenaba en Fuerteventura, un largometraje rodado en Cofete, que con el pretexto de La Luz de Mafasca, se paseaba por otras leyendas… La Peregrina…La Señora... en un film de terror, de mucha fantasía y poco rigor histórico.
Pero lo cierto es que, con la llegada de la electricidad y, sobre todo, del turismo a Fuerteventura, hasta los sitios solitarios se poblaron de cálidas luces y La Luz de Mafasca parece extinguirse.
Mas no hay que fiarse mucho, aunque la contaminación lumínica nos oculte las estrellas, éstas siguen existiendo. Os invito a realizar una prueba: Caminad, en una noche oscura, por la zona de Mafasca, en Antigua. O, mejor, en una, de Luna ausente, por la soledad virgen de Cofete… ¡Asegurarme, luego, que La Luz de Mafasca no existe!.
Antonio Olmedo Manzanares.